LOS ANDES.- El Club Deportivo Liceo Mixto se fundó el año 2000. Y, al poco tiempo, un joven jugador desconocido arribó a Los Andes, para ponerse a las órdenes del entrenador Juan Arancibia.
Su nombre Pablo Ares, quien llegaría desde la rama de básquetbol de Colo Colo: “El club quiebra y, en momentos que esperábamos qué ibamos hacer, un grupo de jugadores recibe el llamado de Juan (Arancibia). Así es como al Mixto fichan jugadores como Leo Orellana, Víctor Saavedra, Fernando Yáñez, Carlos Cáceres, Cristian Poblete y Cristian Rojas… Pero yo no era muy conocido, así que el profe me da la oportunidad de ir a prueba. Estuve así dos semanas hasta que me dejan en el equipo”.
De jugador a técnico
Tras la salida de Arancibia, Ares y compañía siguen bajo el mando de Aldo Aros y Renato Maldonado. También pasa por el banquillo el técnico Jaime Castillo y el uruguayo Daniel Álvarez –quien le daría la chance de dirigir en las series menores-.
“En esta etapa, (Patricio Cornejo) me había mandado a buscar un entrenador y jugadores a Argentina. Y en la otra parte de la misión la tenía Giovanni De Paoli (dirigente), quien termina contactando a Álvarez. Yo, por mi parte, había contactado a Luis Oroño, quien fuera parte del staff técnico de las selecciones argentinas, además de un gran entrenador y suegro de Manu Ginobili. Cuando yo llego con esa carta a Patricio Cornejo le gustó. Pero ya estaba cerrado el tema con Daniel Álvarez”, rememora Ares, quien comenzaría hacer la transición de jugador a técnico.
“Estando Jaime Castillo, tuve una lesión (en los ligamentos cruzados) en un partido amistoso contra la selección chilena en Los Andes. Yo me recupero antes de la llegada de Álvarez, pero él me ofrece de ser su asistente y de dirigir una categoría mini basket. Yo, sin tener muchos estudios de por medio –aunque me gustaba mucho ver básquetbol-, me doy cuenta en dos semanas que no estoy preparado para ser entrenador de mini. Y de ahí él me cambia a la serie cadetes”, agrega.
Con ese equipo, Ares despertó la atención de la dirigencia. Pues el “Ingeniero” salió campeón nacional; algo que repitió con la juvenil.
Paralelamente, Daniel Álvarez dejó de ser coach del Mixto, por lo que regencia liceana le confió a Ares la dirección del plantel mayor.
En 2005, con un equipo sumamente joven, Ares no tuvo el resultado esperado, pero la dirigencia lo mantendría en el cargo. “Mirando esa etapa 15 años después, veo que me faltaba mucho como entrenador. Pero sí tenía cosas importantes como el liderazgo. Ser trabajólico. Me faltaban algunas herramientas. Yo me acuerdo al principio dirigía con una alta rotación. Porque yo venía con esa escuela del básquetbol argentino. Con el correr de los años me fui dando cuenta que el titular era muy distinto al suplente… No recuerdo si tuvimos 10 u 11 derrotas consecutivas. Y terminamos últimos. Por lo tanto, era difícil mantenerme. La dirigencia busca una alternativa para que yo siguiera como asistente. Converso con Patricio Cornejo para ver si continuaba. Él me dice: ‘No te queremos ‘quemar’ porque tienes futuro, como no acompañaría tener otra temporada así. (Pero) me dan otra oportunidad y, además, llega una camada de jugadores”, dice el técnico.
La transformación
Con un plantel con mayor roce, representado en las figuras de Patricio Briones, Galo Lara, Rodrigo Espinoza y Lino Sáez, el Mixto comienza a tener más protagonismo. Tanto, que el Mixto disputa su primera final de Dimayor en 2006, ante Osorno.
“Ahí yo debía tener más liderazgo para manejar el camarín. (Los jugadores) no eran difíciles. Para nada. Pero ellos tenían mucha experiencia, por lo que yo debía estar a la altura de las circunstancias”, recalca Ares, cuyo equipo perdería la final en el séptimo partido en Los Andes.
“Pasamos de ser últimos a pelear el título”, comenta Pablo, quien estaba listo para consagrar el plantel para los años venideros.
La primera estrella
Ares asegura que tras la amargura el club dio vuelta rápidamente la página: “A la semana tras haber pasado la final, empezamos a trabajar para no dejar nada al azar con el fin de alcanzar el objetivo. Siempre muy respetuoso, entrenamos para el día a día. Recuerdo una práctica en la etapa de los playoffs el equipo tuvo un click, donde nos dimos cuenta que entrenábamos de otra forma”.
Con la base del plantel, sumado a los foráneos Key Madison y Terrence Hill y el destacado base nacional Patrick Sáez, Mixto estaba preparado para dar el gran salto.
En la temporada regular, el quinteto estudiantil tuvo el mejor registro con 16 victorias y solo 6 derrotas. En playoffs, el Mixto -de entrada- demostró que iría por la revancha, ganando 3-0 la serie a Deportes Ancud; y en semifinales, los liceanos repetirían la dosis a Boston College (3-0).
En la final, Liceo Mixto enfrentaba a Universidad de Concepción que –según Ares- “tenía un técnico reconocido en el continente que había estado Venezuela, México y Argentina. Estaba ‘Pancho’ Quiroga, preparador físico que estuvo en Boca Juniors. Tenían además una buena dupla de extranjeros que no les funcionó bien, a quienes defendimos excelentemente”.
Para Ares, el jugador clave de esa serie contra el “Campanil” fue Galo Lara, quien “marcaba diferencia en las postemporadas”.
El “Ingeniero” señaló que la contundencia sobre los universitarios obedecería “primero, porque teníamos mucha hambre; mostramos más ganas que el rival. Segundo, teníamos una cabeza muy fuerte. Y en términos de carácter y mística, éramos superiores. Y después, en la preparación de los partidos, ellos nunca encontraron respuestas a lo que nosotros ofrecíamos. Nos sentíamos dominadores en todos los partidos”.
“Las ganas que tenían los jugadores para ganar el primer título para el club eran más superiores que las que tenían los de Concepción”, complementó.
Dicho título conseguido a costa del “Campanil” le abriría el apetito al Mixto en las grandes ligas del básquetbol chileno, que a partir de ahí iniciaría una dinastía ganando otros tres títulos nacionales (2008-2009, 2009 y 2011-2012).
Publicar un comentario