España rompió entonces la hegemonía rusa en 1993 y ahora, 26 años después, coge con fuerza el testigo de aquel equipo de leyenda. Y lo hace con muchas menos armas y muchísimos menos centímetros, lo que agranda su mérito.
Las españolas no son altas (imposible luchar contra la genética) y posiblemente tengan menos talento que alguna otra selección, pero compensan su déficit físico rentabilizando sus recursos mejor que nadie. En actitud, agresividad, defensa, carácter, competitividad, madurez y lectura del juego pocas selecciones -quizá sólo Estados Unidos- pueden hacer sombra a este grupo de jugadoras que se rige por un altruismo extremo. Todas, las que más juegan, las que menos e incluso las que no lo hacen, asumen su cuota de resonsabilidad y saben perfectamente qué hacer para sumar. Juegan de memoria. La exhibición ante Francia va más allá del resultado final y comenzó en el salto inicial. Marta Xargay, la mejor del partido con 23 puntos (5/8 triples), tres rebotes y cuatro asistencias, puso pronto en órbita a España con tres triples (17-8, min 4). Gruda (18+6), la única francesa junto a Hartley (17) se libró por momentos del yugo español, lideró un parcial de 2-10 para meter a su equipo en el partido (19-18, min 7). Pero España demarró de nuevo de la mano de una Silvia Domínguez enorme que redondeó un primer cuarto pluscuamperfecto con un triple sobre la bocina (32-21, min 10). Gruda Hartley volvieron a la carga para acercar a las galas de nuevo (34-29, min 14). Pero España apretó las tuercas en defensa para frenar la euforia de su rival con un parcial de 12-0 (46-29, min 17). Fue un ejercicio defensivo superlativo que asfixió por completo la creatividad francesa. Gil encarnó mejor que nadie esa agresividad.
La pívot acabó con 9 puntos, 10 rebotes y 5 robos de balón demostrando que, al menos en defensa, querer es poder. Y en España, todas sus jugadoras querían el título. España ya acumulaba por entonces 6 robos de balón y había provocado 10 pérdidas de las galas. Así era difícil que se le escapase el partido (50-36, min 20). Escapada definitiva Hartley y Gruda mantuvieron un hilo de vida para Francia (56-48, min 25), hasta que Xargay se enchufó con siete puntos para liderar un parcial de 14-8 que daba a España medio título (67-49, min 27). Johannes y Hartley hicieron la goma para evitar el descarrilamiento de Francia (68-56, min 30). El empujón definitivo a las galas se lo dieron una canasta sobre la bocina de Domínguez, un triple de Xargay nada más comenzar el último acto y un robo prodigioso de Gil -no es casualidad que esas tres acciones definitivas fuesen protagonizadas por las tres mejores jugadoras del partido- establecieron una ventaja definitiva para España (74-56, min 34). Francia, desquiciada tras toparse una y otra vez con el muro defensivo español, sacó bandera blanca (82-59, min 37) y las de Mondelo alzaron el trofeo de campeón al cielo de Belgrado que agranda la leyenda de un equipo de la epoca.
Fuente ; Marca.com
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